Simba es un cachorro de león sucesor al trono cuando su padre, Mufasa, muera. Su tío Scar no está contento con esta situación y busca la manera de ocupar él el trono y no Simba
Un día, mientras Mufasa enseña a cazar a Simba, Zazú (consejero del rey Mufasa) divisa problemas con las hienas cerca del cementerio de elefantes, pero al estar fuera del terreno gobernado por Mufasa, éste manda a Simba con su madre mientras soluciona el problema.
Simba decide ir luego junto a Nala (otra joven leona de la manada) a explorar el cementerio de elefantes, pero Sarabi (madre de Simba) decide que Zazú les acompañe.
Tras dar esquinazo a Zazú, se adentran en el cementerio de elefantes, donde son sorprendidos por tres hienas que no están dispuestas a dejarlos ir con vida. En el último instante aparece Mufasa, que alertado por Zazú ha ido en su ayuda.
Tras una breve reprimenda por parte de Mufasa, Simba se da cuenta que debe ser más responsable si quiere ser un buen rey como lo es su padre.
Una mañana, Scar planea matar a Simba haciendo que las hienas provoquen una estampida con la que matar a Simba. Mufasa se entera de ello y decide ir en ayuda de Simba, consiguiendo salvarlo, pero en su intento por ponerse él a salvo, Scar lo deja caer en medio de la estampida, provocando así su muerte. Cuando Simba lo ve, Scar le dice que ha tenido él la culpa y que debe huir para no ser culpado de la muerte de su padre.
A punto de morir por la falta de comida y bebida, Simba conoce a dos nuevos amigos: un suricato llamado Timón y un jabalí llamado Pumba, que le enseñan a vivir la vida sin preocupaciones, algo que ellos llaman Hakuna Matata.
Años más tarde, Pumba está a punto de ser cazado por una leona, pero Simba se interpone, siendo reconocido por la leona, Nala. Ésta le pide a Simba que vuelva para recuperar su reino, ya que está mal dirigido por Scar y las hienas, habiendo llegado al punto de no tener ni comida ni bebida. Simba rechaza esta proposición, ya que sigue creyendo ser el culpable de la muerte de su padre, pero tras una conversación con Rafiki (el mono que le bautizó) y tras hablar con el espíritu de su padre en forma de nube, decide volver.
Al llegar, confiesa a su madre que era el culpable de la muerte de su padre, pero ésta le dice que el culpable fue Scar.
Tras luchar contra éste, Simba recupera el trono que le pertenecía desde pequeño.
Personalmente, me encantó en su día esta película, y por más tiempo que pasa me sigue encantando, desde su historia hasta su banda sonora.
Si hay que ponerle un pero, se le pondría a que no se ve en ningún momento la reacción de la manada durante el reinado de Scar.
Nota: 9/10
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